La artritis

artritis
La artritis reumatoide es una de las patologías inflamatorias más frecuentes, que afecta cada año a un 0,5 por ciento de la población. Suele darse con mayor incidencia en mujeres fértiles (con edades comprendidas entre los 16 y 50 años) que en hombres, aunque tampoco se descarta en pacientes ancianos y niños. El diagnóstico precoz combinado con un tratamiento adecuado es uno de los avances más importantes que se han conseguido para paliar la sintomatología y evitar lesiones articulares irreversibles. El paciente debe saber en qué consiste su enfermedad para aprender a convivir con una dolencia que puede cambiar el desarrollo de su vida diaria.
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria crónica que cuenta desde el punto de vista del diagnóstico con los siguientes criterios para definirla como tal: que exista rigidez matutina en las articulaciones durante al menos una hora; que éstas estén inflamadas y que presenten generalmente una hinchazón simétrica, es decir, si aparece en la mano izquierda se reproduce automáticamente en la derecha.
Esta patología afecta fundamentalmente a las articulaciones de las manos y de los pies, aunque puede originarse en otras como los codos, muñecas, hombros, caderas, rodillas, columna cervical y tobillos.
Se trata de una enfermedad sistemática, por tanto en los casos más graves la artritis reumatoide puede afectar a otros órganos del cuerpo humano como el corazón, produciendo la inflamación del pericardio (la membrana que rodea al corazón); los pulmones, ocasionando la pleuritis (inflamación de la membrana que recubre ambos pulmones) o la piel con la aparición de nódulos reumatoides (masas duras que aparecen debajo de ella).
Manifestaciones
En los primeros días en los que el paciente sufre esta enfermedad los síntomas son similares a los de cualquier afección reumática, hasta que aparece la inflamación de las articulaciones que es lo que la diferencia de otras patologías como la artrosis. Además de la hinchazón, el paciente siente en las primeras horas de la mañana molestias, dolor o rigidez, que irán disminuyendo a medida que avanzan las horas.
A esta sensación de dolor, hay que añadir que algunas personas presentan una sintomatología propia de una gripe con unas décimas de fiebre, cansancio, fatiga o perdida del apetito. Por último, un porcentaje pequeño de enfermos percibe como sus articulaciones se deforman (se hinchan progresivamente). Esto sólo ocurre cuando este trastorno se encuentra bastante desarrollado.
causas
La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune de la que no se conoce una causa concreta. En este tipo de dolencias, el sistema autoinmunitario en lugar de defender al cuerpo de los distintos agentes externos (como los virus o las infecciones), confunde los tejidos con otras sustancias y acaba atacando las articulaciones. A pesar de este desconocimiento, los especialistas barajan muchas teorías que pueden explicar por qué se produce esta enfermedad:
- Existe una base genética en el desarrollo de la artritis reumatoide, ya que al tratarse de una afección autoinmune los genes que existen en el organismo no los reconoce como suyos, por lo que acaban dañando la articulación.
- Puede haber un factor desencadenante en enfermos que de forma hereditaria podrían predisponer al paciente a padecerla.
- Otras causas menos demostradas son por una afección vírica, problemas de coagulación, la ingesta de ciertas hormonas...
pruebas
El diagnóstico de la artritis reumatoide es fundamentalmente clínico, cobrando gran importancia que el paciente acuda al reumatólogo en cuanto sienta dolor y rigidez en las articulaciones para dar con un diagnóstico precoz. El segundo paso para su detectación es la realización de un buen examen físico para saber si existe inflamación en alguna articulación.
Por otra parte, se completa la valoración de la enfermedad con otros estudios analíticos como el Factor Reumatoide, que indica que la persona que padece esta dolencia puede presentar este tipo de anticuerpo característico de la AR. En la actualidad existe una nueva prueba conocida con el nombre de anti PCC, que ayuda a determinar si este factor reumatoide se debe a la artritis reumatoide o a otro tipo de enfermedad. En los casos en los que el factor reumatoide y el anti PCC sean positivos y la hemoglobina presente en una analítica de sangre sea baja, el reumatólogo podrá diagnosticar al paciente artritis reumatoide.
El especialista puede completar el diagnóstico con radiografías en la zona afectada para comprobar el estado de la articulación. En el caso de que la artritis reumatoide se encuentre en su estado inicial, las placas no mostrarán nada fuera de lo normal.
Tipos de tratamientos
En la actualidad, el avance más importante que se está produciendo en esta dolencia es que los especialistas se están atreviendo a dar un diagnóstico prematuro (alrededor de seis semanas), que pone de manifiesto que el enfermo tiene que iniciar un tratamiento. Aunque por el momento no existe un tratamiento curativo, sí que hay una seria de medicamentos que permiten controlar la patología. Los utilizados para tratar la artritis reumatoide son:
- Los antiinflamatorios no esteroideos (como el Ibuprofeno o el Paracetamol) tienen un cuadro sintomático, ya que intentan disminuir el dolor y la inflamación. Su resultado no funciona a largo plazo porque no son capaces de frenar la artritis reumatoide y no evita que las articulaciones se destruyan.
- Los corticoides se utilizan en dosis bajas y en unas situaciones concretas que el reumatólogo conoce y debe valorar. Su ingesta reduce el dolor y baja la inflamación, aunque tampoco destruye la enfermedad.
- El otro gran grupo de medicamentos es el conocido como fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad. Estos además de tratar el dolor actúan a medio plazo sobre la artritis reumatoide y frenan la deformidad de las articulaciones.
- En este momento están apareciendo en el mercado unos medicamentos de gran utilidad en el tratamiento de la AR: los medicamentos anti TNF, que bloquean el TNF ( factor de necrosis tumoral). Se cree que estos podrían evitar que las articulaciones se sigan destruyendo o incluso podrían revertir el proceso de destrucción articular y curar la enfermedad. Su ingesta puede ocasionar infecciones latentes en el organismo como la tuberculosis, por lo que será el especialista el que debe valorar si el paciente necesita este medicamento.
- En el caso de que la articulación esté dañada o deformada, el reumatólogo puede utilizar la cirugía (artroscopia o prótesis) en las caderas, rodillas o dedos de las manos. Actualmente, la cirugía se utiliza en un segundo plano, ya que con un diagnóstico prematuro el paciente puede mejorar sus síntomas, e incluso frenar la enfermedad.
Consejos artritis
Es muy importante que el paciente de artritis reumatoide aprenda los aspectos más importantes de su enfermedad y participe en su cuidado, llevando con rigor el tratamiento médico y realizando una serie de pautas que le ayuden a llevar una vida lo más normal posible. Así, el enfermo debe ir a rehabilitación para ejercitar las articulaciones dañadas a través de ejercicios, que disminuyen el dolor y aumentan la flexibilidad de la articulación.
Es recomendable que el paciente lleve una vida laboral y personal normal, dentro del grado de AR que padezca. También es aconsejable que no aumente de peso, llevando a cabo una dieta saludable y variada, rica en vitaminas y baja en grasas, ya que la obesidad puede favorecer la sobrecarga en una articulación.
Es fundamental que el enfermo descanse, evitando una vida agitada y durmiendo una media de diez horas. Se recomienda que durante la actividad laboral el paciente cese su trabajo al menos durante unos quince minutos para que las articulaciones se recuperen. Cuando se está quieto o haciendo un esfuerzo en la articulación afectada, la inflamación empeora, por lo que se debe buscar un punto intermedio para que el dolor no afecte el día a día del paciente.

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