Parto en el agua


“Maya nació en el agua de forma natural, usando métodos de relajación profunda. Mi trabajo de parto fue muy fácil, tanto que es difícil llamarlo un trabajo. Mis contracciones se hacían cada vez más fuertes y cuando me di cuenta ya había nacido. El medio ambiente era increíblemente calmante, muy distinto a mi primer hijo que nació en un hospital. El agua me apoyaba y relajaba mi cuerpo y tejidos. Maya nació fácil y suavemente después de solo dos horas de trabajo de parto. En circunstancias normales no se me ocurriría dar a luz de otra manera”



Estas son las impresiones de Cori, madre de Maya, acerca del nacimiento de su hija.

Ella es una de las tantas madres que optaron por tener un parto natural bajo el agua. En un embarazo normal el bebé ha crecido durante nueve meses en un entorno líquido, y al recrease las condiciones acuáticas a las que ha estado acostumbrado desde su gestación, se evita el trauma que significa un cambio tan brusco del entorno.

El acto de dar a luz en el agua es increíblemente simple. Una madre se sumerge en agua tibia, con una temperatura igual a la de su cuerpo, y realiza todo el trabajo de parto allí. A veces por distintas cuestiones médicas el parto llega fuera del agua pero si no hay complicaciones no hay razón para que la mujer salga del agua.

Aun después de nacido el bebe, junto con ambos padres si se quiere, pueden quedarse en el agua hasta que lo deseen. No existe riesgo de ahogamiento del bebe ya que por instinto es capaz de mantener la respiración bajo el agua para salir a respirar a la superficie, aunque no existe una razón para quedarse en el agua mas que diez segundos después del alumbramiento.

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